Aún puedo recrear en mi cabeza, con perfecta nitidez, el sonido de la campana del Big Ben anunciando la llegada de una nueva hora, los patos que de manera incansable me pedían comida en el Hyde Park o los reflejos de las luces nocturnas sobre un Támesis camaleónico, que año tras año parece mudar de piel con el fin de ofrecer al viajero nuevas panorámicas de una ciudad que lucha por no anclarse en lo convencional. Esa es la grandeza de Londres.
¿De qué nueva «atracción» podremos disfrutar esta vez? Un nuevo puente, un nuevo museo… ¿una nueva noria? Es impresionante, a la par que elogiable, la capacidad de reciclaje que posee esta ciudad y las mil y una caras que puede llegar a ofrecer al viajero.
Este último viaje ha sido un viaje para recrearse, disfrutar de las vistas, sin prisas, delante de un café con leche o un chocolate caliente, ya que soy poco de tés y birras. El Mercado de Portobello, el Museo de Historia Natural, el Palacio de Hampton Court, la National Gallery o Harrods han sido testigos de nuestros pasos, al igual que multitud de calles y barrios como el Soho, la City, Notting Hill o Southwark.
También hemos visitado la televisiva Abadía de Westminster. Y digo televisiva porque a lo largo de las últimas dos décadas, sus paredes han presenciado dos entierros y la boda del año en Reino Unido: la de William & Catherine, hace medio año escaso. A los más frikis no les será complicado encontrar cualquier suvenir que tenga que ver con dicho evento ya que Londres entera está plagada de ellos. Tazas, banderitas, platos, llaveros, posavasos, sellos, imanes, pins y, por supuesto, postales como ésta. De las más horteras que encontré, tengo que reconocerlo.
En términos generales, este viaje lo clasifico entre los más entrañables que he realizado sobre todo por la compañía, la de mi madre. De ella heredé mi pasión por viajar y ganas por conocer mundo. Gracias por llevarme contigo, mamá.
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.
Después de leer tu artículo entran ganas de volver a Londres, y eso que ahora hará un año que fui por primera vez a esta ciudad. ES muy bonita y cada rincón te enseña una cosa nueva. Me gustó mucho y eso que fui en diciembre.
Besos
Hola María Jesus!
Si fuiste en diciembre, seguramente verías cómo adornan la ciudad de cara a las navidades. Dicen que es un espectáculo! Yo todavía no he tenido la suerte y no será por falta de ganas. A ver si el año que viene es el elegido!
Un abrazo y gracias por «pasearte» por aquí!