Dicen que «ante el vicio de pedir está la virtud de no dar«. Este refrán popular se ha convertido en una máxima que aplico en cada uno de mis viajes cuando voy a comprar algo con el fin de no malgastar dinero, ahorrar todo lo posible y, sobre todo, pagar un precio justo. En el continente asiático se antoja imposible comprar una sola cosa sin el previo y obligado «ritual» del regateo. Para muchos un pasatiempo, para otros una incomodidad… pero lo cierto es que adquirir algo en la otra punta del mundo sin regatear antes el precio es un gran error que puede costar muy caro, y nunca mejor dicho.
Como para todo, existe una técnica o pasos a seguir a la hora de regatear. Lo primero es hacerlo desde el minuto uno. Sí, sí… acabáis de llegar al aeropuerto y estáis cansados del viaje pero si no empezáis a poner en práctica vuestro poder de persuasión en ese momento, vais a pagar un precio más elevado del que deberíais.
Cuando veáis que alguien se acerca para venderte algo, ya sea un trayecto en tuk tuk, un pad thai o una excursión para ir a ver las cascadas que hay a las afueras de la ciudad, poneros las pilas y mentalizaros de lo que tenéis que hacer: regatear.
Empecemos con los pasos básicos a seguir:
a) Lo primero es saber qué precio aproximado deberíamos pagar para que no nos tomen el pelo. Para ello existen varias maneras para conocer este dato:
1.- Internet: la documentación previa es imprescindible.
2.- Hablar con un local y preguntarle cuánto sería un precio justo a pagar por «x». Cualquier persona del lugar que no se lleve beneficio de ello puede ser una buena opción (el recepcionista del hotel en el que nos alojamos, un dependiente al que le compramos algo y le preguntamos por el precio de otros servicios o simplemente una persona que camina por la calle y sabe inglés…).
3.- Si tenéis un amigo local, pedirle que negocie por vosotros las condiciones de compra. Esta es la opción más ventajosa y la más cómoda.
Una vez que ya conocemos la cifra más adecuada a pagar por aquello que queremos comprar, el siguiente paso es ponerse manos a la obra y empezar a regatear in situ:
b) Cuando comenzamos a hablar con un vendedor, hay dos maneras de iniciar la «negociación»:
– Esperar a que sea el otro el que nos de la primera cifra. Esto es lo que suele suceder porque en Asia por cada turista hay 50 vendedores con ganas de que adquiramos cualquier cosa.
– Buscar nosotros al vendedor. Aunque suene raro, la experiencia me dice que los mejores tratos los he conseguido cuando yo me he acercado al vendedor para hacerle una oferta. No tengáis miedo y sed vosotros los que dais el primer precio, veréis la rebaja que podéis llegar a conseguir.
c) A continuación, pensad en lo que os gustaría desembolsar y empezad ofreciendo una cantidad por debajo de la que queréis pagar en realidad, con cierto margen para poder subir la cuantía paulatinamente y llevar a cabo el regateo. Tened en cuenta que respecto a la primera cifra que dan los vendedores, es muy probable que podáis bajar el precio entre un 40% y un 70% en muchos casos. El problema es que estos datos son meramente orientativos, por lo que el paso «a)» es importante llevarlo a cabo.
d) Si lleváis varios minutos «discutiendo» y no llegáis a un consenso con el vendedor, repetid una vez más vuestra última oferta a modo de ultimátum. En caso de que el vendedor no quiera hacer trato, dadle las gracias y caminad en dirección al siguiente vendedor más cercano. Es en ese momento cuando, si puede bajar hasta el precio de vuestra última oferta, os volverá a hacer una contra oferta a voz en grito o en realidad le parece poco dinero el que ofrecéis para los servicios que solicitáis y os dejará marchar.
e) Si os habéis informado del precio justo a pagar, no desesperéis porque antes o después aparecerá un vendedor más honesto que aceptará el mejor trato para ambas partes 🙂 Mientras ocurre, id pasando de uno a otro y, si es necesario, cambiad de calle, porque muchos no quieren hacerse competencia desleal.
Para conseguir condiciones aún mejores en nuestros tratos, existen varios ases en la manga a los que podemos recurrir. Os doy algunas ideas:
– Reservar in situ. Sé que es una pérdida de tiempo y energías pudiendo llevar todo contratado de casa, pero normalmente el ahorro que se consigue al contratar las excursiones o servicio varios en el lugar de destino merece la pena.
– Contratar varios servicios con la misma persona o agencia. Si vais a pasar en un mismo sitio varios días, por ejemplo, contratar el transporte con una sola persona, de esta manera, conseguiréis una rebaja significativa en el precio global y ahorraréis el tiempo que emplearíais a diario contratando los servicios de otros.
– Comprar más unidades de un mismo producto. Cuando tengáis casi cerrado un trato a un precio que consideráis óptimo, preguntadle al vendedor cuánto os costaría comprar tres unidades en lugar de una (por ejemplo). A mayor cantidad, mayor rebaja.
– Compartir el servicio con otras personas. Esto es útil sobre todo si vais a alquilar un servicio de transporte. Cuántos más viajeros seáis, menor precio a pagar.
Seguramente se me olviden muchos más detalles y consejos que podríais aplicar a la hora de regatear, pero esta es la técnica básica que a mí me funciona y gracias a la cual consigo ahorrar un céntimo tras otro cuando estoy fuera de casa, sobre todo en Asia. Sin embargo, y aunque resulte sorprendente, también he regateado el precio de algunos alojamiento europeos y americanos, y he conseguido descuentos. Os recomiendo que lo intentéis, a ver qué pasa. Podéis conseguir ahorraros unos dinerillos de aquí y de allá, y seguro que al final del viaje esa suma no es tan ridícula.
Espero haberos servido de ayuda y si tenéis alguna otra sugerencia, dejad vuestros comentarios más abajo, por favor. Yo misma y otros viajeros lo agradecerán.
Hasta pronto!!
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.
[…] Una de las tareas más arduas y complicadas cuando viajamos por Asia es encontrar el mejor medio de transporte para desplazarse de un lugar a otro de forma rápida y, sobre todo, económica. En Luang Prabang encontrarás muchas formas de hacerlo. Yo te recomiendo que antes de elegir, hables con varios locales y regatees el precio del servicio. Si no sabes cómo hacerlo, aquí te dejo las claves para ser un negociador nato. […]