Kerameikos o el Cerámico es el nombre que recibe la mayor necrópolis de toda Grecia. Es uno de los lugares arqueológicos más importantes que se pueden visitar hoy en día y está situado en pleno centro de la capital helena. Se cree que en el siglo XI a.C., el antiguo Kerameikos se extendía desde el límite noreste del Ágora griega hasta el bosque en el que siglos después Platón fundó su academia. Un área mucho más extensa que la que reflejan las excavaciones actuales.
Existen dos teorias posibles sobre el origen del nombre de este sitio arqueológico. Según Pausanias, el lugar se llama así por Céramo, hijo de Ariadna y Dioniso. La segunda teoría y más probable apunta a que simplemente heredó el nombre del barrio en el que se encontraba, el de los ceramistas o alfareros. Éstos se establecieron allí por los depósitos de arcilla que dejaba el río Erídanos a su paso por la zona.
Kerameikos, por tanto, era el nombre que recibía el barrio de los alfareros en la antigua Grecia. Al término de las Guerras Médicas, en el 478 a.C., Temístocles decidió levantar un muro para proteger el Ágora, por lo que el barrio quedó dividido en dos.
Tras esta partición, entre los siglos IV a.C y VI d.C., la zona de extramuros fue utilizada como cementerio de la ciudad, en el que yacían los soldados muertos por la patria y los ciudadanos adinerados de Atenas.
No sería hasta mediados del siglo XIX cuando se descubrieron los restos funerarios del antiguo cementerio, con motivo de la construcción de una carretera que iba desde el centro de Atenas hasta el Pireo (el puerto). Años después, siendo conscientes de la importancia histórica y arqueológica de los hallazgos encontrados, el gobierno griego compró el terreno y comenzó las labores de excavación.
Dentro del conjunto arqueológico se puede contemplar un número considerable de tumbas, muchas de las más bellas y colosales ubicadas alrededor de la Gran Avenida de las Tumbas. Además, también se pueden ver dos de las puertas que tuvo el antiguo cementerio, ambas de carácter ritual y que fueron las más conocidas de la ciudad. Por un lado estaba la de Dípilon, por la que pasaban las procesiones que partían desde el Ágora hasta la Acrópolis, y por otro la Puerta Sacra, utilizada por los peregrinos que realizaban el camino de la Vía Sacra, con la ciudad de Eleusis como destino.
Dentro del recinto se encuentra el Museo Oberlaender, el cual muestra en su interior gran parte de las lápidas, vasijas y objetos funerarios originales, encontrados durante los años de excavaciones arqueológicas en Kerameikos.
El Museo Oberlaender, que recibe su nombre del mecenas americano que impulsó las excavaciones, se inauguró en 1937 y muestra sus obras por orden cronológico. A pesar de su reducido tamaño (tan sólo cuatro salas), su visita es altamente recomendable por el valor de los objetos que conserva y que completan a la perfección la ruta por el resto del conjunto arqueológico.
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