A lo lejos logramos ver tierra firme, montañas, barcos, gente en movimiento. Es cuestión de minutos que pisemos suelo surcoreano. Durante algo menos de 24 horas el paisaje que he podido contemplar desde la cubierta del barco ha sido de color azul. En un sentido romántico, el cielo y el mar parecían ser uno solo y una fina línea casi imperceptible hablaba de la naturaleza real de lo que se encontraba a uno y otro lado del horizonte. Es entonces cuando te das cuenta de lo insignificante que es el ser humano y lo titánico que es el planeta en el que vivimos.
Donghae es una población costera de Corea del Sur, balcón directo al mar de Japón. Desde hace unos años, esta pequeña ciudad situada en la provincia oriental de Gangwon da un servicio regular de ferries durante todo el año, reduciendo distancias entre Corea del Sur, Rusia y Japón.
Es curioso porque si uno chequea «Donghae» en cualquier buscador de internet verá que la mayoría de resultados tienen que ver con un cantante surcoreano. Precisamente eso es lo que está intentando cambiar la oficina de turismo de esta ciudad que, poco a poco, con mucho esfuerzo parece emerger como uno de los destinos vacacionales preferidos en el ámbito nacional. Si hablamos de turismo internacional, la historia es diferente.
Nada más empezar a caminar por las calles de esta pequeña población nos dimos cuenta que, por fin, estábamos en Asia. Resultaba evidente: ojos rasgados, sonrisas por doquier y letreros escritos en caracteres imposibles de descifrar nos provocaron una excitación que no sentíamos desde hacía tiempo. Tres años después de mi última experiencia asiática volvía a estar rodeada de su embrujo y de su manera tan especial de entender la vida.
Donghae es una ciudad pequeña, sin especial encanto urbano ya que sus principales atractivos se centran en su entorno natural, que es sensacional. Ejemplo de ello es la playa de Chuam, situada justo en la frontera de las ciudades de Samcheok y Donghae. En ella se puede encontrar acantilados y rocas de formas muy peculiares. Este fue el primer lugar que visitamos en compañía de Eunseong, nuestra «casera» surcoreana en la ciudad. Gracias a Couchsurfing la conocimos y nos alojamos en su oficina-escuela de inglés. Nos sentimos tan a gusto que al final decidimos pasar dos días más con ella y su familia.
Eunseong sin duda es una persona peculiar. No es la típica mujer surcoreana. Gusta de relacionarse con personas nuevas venidas de otros países, que la puedan aportar nuevos puntos de vista sobre la vida. Una vida que para una mujer surcoreana en la mayoría de los casos se reduce a tres cosas: marido, hijos y trabajo, y con la que ella no se siente del todo identificada. Es soñadora, emprendedora e inquieta y no le atormenta la idea de guardar las apariencias, algo fundamental en la, a veces, hermética sociedad en la que vive, donde salirse de la norma puede costar muy caro.
Gracias a ella pudimos conocer la opinión que tienen la mayoría de surcoreanos sobre el conflicto que existe con sus vecinos del norte desde hace décadas. Más allá de las evidentes diferencias políticas, nos habló del sufrimiento de miles de familias que viven a uno y otro lado de la frontera que divide a los dos países. La guerra los separó y la mayoría ya han asumido que morirán sin poder ver por última vez a todos esos hermanos, padres o primos de los que se vieron obligados a distanciarse en contra de su voluntad. Igualmente nos dijo que cree que el conflicto entre las dos Coreas llegará a su fin algún día pero no inmediatamente. Tal vez sus hijos logren vivir en tiempos mejores.
Como colofón a nuestra vista a Donghae, Eunseong nos llevó hasta Hwanseongul, la mayor cueva de piedra caliza que existe en Oriente, con una longitud de 6,2 km. Lo especial de esta cueva es que el suelo está hecho de estalactitas y hay una plaza en el centro que mide 40 m de diámetro. Además, dentro de la cueva pudimos ver 10 lagos y 6 cataratas. No es de extrañar que dadas sus impresionantes características, la cueva reciba más de 1 millón de visitantes al año.
Y con esta visita, pusimos el punto final a nuestro periplo por Donghae y el punto seguido al recorrido por Corea del Sur. Aún nos quedaban varias ciudades por visitar, entre las que se encontraba Seúl, la capital del país y nuestro siguiente destino en la ruta.
Antes de despedir este post, me gustaría decir que la ciudad invernal de Pyeongchang, ubicada dentro de la provincia de Gangwon, al igual que Donghae, será la sede de los Juegos de Invierno en 2018. Antes de este nombramiento, no eran muchos los coreanos que conocían esta población, ni la Provincia de Gangwon. Esperemos que esta realidad cambie pronto y la prosperidad económica llegue hasta esta parte del país.
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.
Hola
Solo un pequeño comentario. El cantante no se hace llamar así.
Así se llama XD Donghae = Mar del Este
Hola Su,
Estaba convencida de lo contrario según la información encontrada a través de los buscadores!
Gracias por tu comentario! y feliz 2016! 🙂