El otro día estaba hablando con un amigo y nos vino a la cabeza el recorrido que cinco años atrás habíamos realizado durante 10 días subidos a lomos de una bicicleta. Todo el mundo ha oído hablar del Camino de Santiago, pero no todos son conocedores de sus variantes. Aparte del Camino de Santiago Francés, el más popular, existen otras muchas rutas que se pueden hacer y que confluyen en un mismo punto: Santiago de Compostela.
Nosotros, como somos unos valientes, nos decantamos por el Camino Primitivo, que atraviesa Asturias por el interior para fusionarse con el Francés en Galicia. Lo hicimos en bicicleta y el resultado final fue una experiencia que se podría resumir en tres palabras: superación, compañerísmo y Santiago.
Y es que cuando realizas este viaje da igual que seas más o menos creyente. Cuando sientes que no puedes dar una pedalada más, el espíritu del camino te envuelve, te embriaga y te lleva en volandas hasta la ciudad del Santo Apóstol. Al llegar a la plaza del Obradoiro, justo delante de la fachada de la catedral, sientes una felicidad difícil de explicar que hace que a más de uno se le escape alguna que otra lagrimilla. ¡Por fin estamos en Santiago!.
Y yo que pretendía hablar sobre escuelas abandonadas, albergues y casas tenebrosas como lugares ideales para descansar tras una larga jornada de pedaleo… está claro que el espíritu del camino me ha vuelto a cegar y me he dejado llevar para contar lo más importante de lo que queda tras una larga y maravillosa peregrinación: los recuerdos.
PD: Los relatos de mi Aventura Asiática continuarán la semana que viene.
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.