Visto en internet: «Pisa es mucho más que la torre», «la torre es la excusa para ir»… mi pregunta es: ¿son ciertas estas afirmaciones? ¿de verdad? como todo, es cuestión de gustos, pero yo tengo mis dudas. En cualquiera de las dos ocasiones en las que visité Pisa me planteé la misma cuestión: si no fuera por la inclinación de la archiconocida Torre, correspondiente a 5,5° de ángulo (4,5 m de la vertical), ¿la ciudad aparecería en los itinerarios turísticos? De lo que no hay duda es que cada una de las 14.700 toneladas que «sostienen» este campanario vale su peso en oro para la oficina de turismo del municipio.
Sin embargo, y a pesar de esta introducción tan poco halagüeña, no quiero dar a entender que la ciudad de Pisa sea un lugar indeseable, cochambroso y poco recomendable, ni mucho menos. El «problema», si es que lo podemos calificar como tal, es que se encuentra en la región de la Toscana y la competencia vecinal es muy muy dura… pero no tiene de qué preocuparse, los cimientos de tan sólo tres metros de profundidad, ¡bendito fallo constructivo!, la mantuvo, la mantiene y la mantendrá a flote por lo siglos de los siglos.
El románico pisano, ese que se dejó influir por Oriente y por el estilo local lombardo, luce en todo su esplendor en la Plaza de los Milagros o de la Catedral. Este recinto amurallado contiene cuatro monumentos de importancia capital: la catedral, el baptisterio, la torre y el Camposanto. Parece una visión irreal cuando uno comienza a divisar a lo lejos el contorno ligeramente inclinado de la torre, con la Catedral como telón de fondo. ¡Qué emoción! Otro sitio más que borrar de la lista de pendientes por visitar.
Justo después comienza la complicada tarea de encontrar un lugar desde donde poder tirar una foto empujando o sujetando al monumento en la cual no aparezca ninguno de los 200 turistas que tienen el mismo propósito… lo cual es tanto o más complicado que las obras de reforma que se han llevado a cabo durante los últimos años para evitar el derrumbamiento definitivo del mítico edificio.
Galileo Galilei, el ciudadano pisano más ilustre, recorrió muchas veces este recinto ya que «decidió experimentar para comprobar la naturaleza de la gravedad. Para ello, estuvo semanas tirando distintos objetos desde la Torre inclinada de Pisa. Con los distintos lanzamientos comprobó que, independientemente de su masa, tamaño y forma, los objetos tardaban el mismo tiempo en llegar al suelo cuando se lanzaban desde la misma altura. Además, consiguió demostrar que la afirmación de que los objetos caían con velocidad constante era falsa. Todos los objetos que lanzó de la torre aceleraban durante la caída.» (+info sobre el tema).
Tras las fotos de rigor con la torre, que en un primer momento capturan toda la atención, uno se permite el lujo de seguir mirando a su alrededor y descubre que hay más cosas que ver. Una Catedral (o Duomo en italiano) recubierta de un mármol blanco inmaculado con un púlpito espectacular en su interior, obra de Giovanni Pisano. Un Baptisterio de planta circular en el que se llevaban a cabo los bautizos de la época y otro edificio rectangular al cual llaman Camposanto.
Este último me llamó particularmente la atención. Al parecer, recibió el nombre de «Campo Santo» o cementerio, debido a la creencia de que fue edificado sobre tierra sagrada traída directamente desde Jerusalén, allá por el siglo XII. Según una antigua leyenda, los cuerpos enterrados en dicho suelo se descomponían en tan sólo 24 horas. Actualmente se pueden visitar más de 600 lápidas, una preciosa hilera de arquerías y varios frescos en precario estado de conservación.
Con el objetivo de preservar muchos de estos frescos avocados a la desaparición, nació el Museo de la Sinopia, el cual muestra al gran público los bocetos de una sinopia encontrados bajo los restos de los frescos del Camposanto (*Aclaración: una sinopia es un dibujo monocromático realizado sobre la preparación de un muro que se ha de pintar al fresco). Nosotras no pudimos entrar por falta de tiempo pero seguro que es una visita interesante ya que se puede apreciar la evolución sufrida por muchas de las imágenes desde el boceto inicial al fresco terminado.
La sexta visita que se puede hacer en la Plaza de los Milagros consiste en entrar en el Museo de la Opera de la Catedral. En su interior se puede ver una hermosa y valiosa colección de esculturas, pinturas y objetos eclesiásticos. Tanto el Museo de la Sinopia como este último se encuentran a escasos pasos del baptisterio o del duomo.
Un tema que seguro resulta interesante es el precio de las entradas. A continuación os paso los precios actualizados del mes de septiembre de 2013 para entrar en cada uno de estos seis monumentos que he citado anteriormente, por separado y de manera conjunta. La entrada a la Catedral es gratuita pero para acceder al resto hay que pagar. La entrada a la torre es única, no hay ticket combinado.
Sí, habéis visto bien, para entrar y subir a lo alto de la torre inclinada hay que pagar la friolera de 18 euros por persona. Todo un desembolso. Nosotras estuvimos a punto de no hacerlo pero finalmente decidimos pagar el precio abusivo de la entrada y ascender hasta el octavo piso de este mítico edificio. Para poder visitar la torre, hay que hacerlo por grupos que van subiendo cada quince minutos. Primero te reúnen en el interior de la torre, un espacio totalmente diáfano, y luego tiene lugar la ascensión de los 293 escalones. En lo alto, las vistas son bonitas pero no espectaculares. Además, transcurridos unos minutos te obligan a descender para que el siguiente grupo pueda subir, por lo que ni siquiera puedes quedarte arriba el tiempo que quieras, lo cual, después de haber pagado 18 euros, me parece una verdadera tomadura de pelo. Aún así, como curiosidad y si uno es rico… la visita no está tan mal 😉
Más allá de la Plaza de los Milagros, Pisa nos ofrece un agradable paseo por sus calles en el que disfrutar de la preciosa Piazza dei Cavalieri (Plaza de los Caballeros), pasear a orillas del Arno, visitar Santa María de la Espina, el Santo Sepulcro o cotillear los comercios y restaurantes que hay en Corso Italia.
En la Guía que publique días atrás sobre la Toscana, tenéis información acerca del alojamiento que elegí para dormir en Pisa (+info). Si buscáis un sitio para comer bueno, bonito y barato, a mí me gustó mucho la Osteria alla Goccia (Via Corsica, 4). Una pizzería ubicada al lado de la Piazza dei Cavalieri en la que comí la mejor cuatro quesos de mi vida.
Hasta aquí mi post sobre esta amable e interesante ciudad que siempre estará ligada a su torre. La cual, a pesar de su fallo constructivo, fue nombrada junto con el resto de los edificios que la rodean Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. La próxima parada de mi viaje por la región de la Toscana tiene como destino Cinque Terre, una travesía por pueblecitos costeros como mucho encanto. Espero os interese, ¡Hasta pronto!
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.
Patricia,una Genia¡ pronto en julio visitare pisa ya que mi vuelo a Costa Esmeralda sale de ahí,tengo 4horas ,me alcanza para ver lo que describes?muy útil tu información,gracias
Hola María,
Yo diría que sí, siempre y cuando salieras directa desde el aeropuerto a la Plaza de los Milagros. Pisa no es una ciudad muy grande pero teniendo en cuenta que tan solo cuentas con 4 horas, mejor darse prisa. Coger un taxi sería la mejor opción!
Qué envidia! Cerdeña!!! Me metes en la maleta? 😉 Que disfrutesss!!
Abrazos viajeros
Patricia me encantó este articulo, pronto iré a Pisa y me dejaste clarita. He buscado información y lo de fotografiar tarifas ha sido de gran ayuda.
Felicitaciones
Muchas gracias Mabel! Me alegro que te haya servido de ayuda, para eso estamos 🙂
Disfruta de Pisa, la Toscana y sus encantos, que son muchos.
Saludos viajeros