El Templo de Zeus Olímpico, también conocido como Olimpeion, sin duda es uno de los más impresionantes no solo de Atenas, de toda la antigüedad. Sus desorbitadas proporciones son realmente impactantes, apesar de su avanzado estado de deterioro. En origen, el edificio estaba sustentado por 104 columnas de orden corintio y tenía unas dimensiones de 180 metros de longitud por 40 de anchura. Durante el período helenístico y romano, fue el templo más grandes del mundo.
Dadas sus enormes dimensiones, la construcción del Templo de Zeus Olímpico se dilató mucho en el tiempo. Al parecer, el templo fue fundado por Deucalión, según señala el viajero Pausanias. Más tarde, en el 515 a.C. durante la tiranía, Pisístrato el Joven comenzó a sustituir el templo existente por otro nuevo, pero con la caída de la tiranía las obras fueron detenidas.
La tiranía fue un sistema político que instauraba un régimen de poder absoluto por la fuerza mediante un golpe de estado o similar. En la antigua Grecia, al contrario de la creencia popular, los tiranos eran populares y queridos por la población ya que velaban por los derechos de los más desfavorecidos, luchando contra los abusos de la alta aristocracia y los religiosos, que lograban gobernar por nacimiento.
En origen, los tiranos solían convertir las ciudades en lugares más agradables, aunque con el tiempo se convirtieron en políticos autoritaristas, que buscaban su propio beneficio.
Pisístrato fue uno de los tiranos más queridos por los atenienses. Luchó por los derechos de la clase baja y llevó a cabo diferentes medidas para reformar la ciudad: construyó templos, acueductos y mercados, facilitó el comercio, la industria y favoreció la cultura (mandó escribir obras como las de Homero). A su muerte, dejó la tiranía en manos de sus dos hijos, Hipias e Hiparco, que no supieron estar a la altura de su padre.
Cuando la tiranía fue abolida, los trabajos de construcción se interrumpieron. Durante los años de democracia se pensaba que dicho templo, debido a sus enormes proporciones, era un ejemplo de la desmesura de las tiranías (así lo nombró Aristóteles en su libro Política).
Habría que esperar hasta que el rey sirio Antioco IV Epifanes le encargase al arquitecto romano Decimus Cosutius la continuación de las obras, las cuales se alargaron hasta la muerte de Antioco, en el 163 a.C. Durante varias décadas este mismo proceso se repitió varias veces, hasta que el emperador romano Adriano, que amaba Atenas, lo concluyó finalmente en el año 131 d.C.
Un siglo después el templo ya estaba prácticamente destruido y lucía un aspecto parecido al de la actualidad, en el que tan solo se pueden ver 15 exuberantes y majestuosas columnas en pie.
Adriano consagró el templo a Zeus (Júpiter para los romanos) y construyó dos estatuas crisoelefantina (de oro y marfil), una con la imagen de Zeus y otra con la suya propia, las cuales no se conservan.
A día de hoy continúa siendo un misterio la causa por la cual se destruyó el templo. Se cree que fue debido a un terremoto que se produjo durante la Edad Media. El mármol pentélico con el cual se edificó el templo se reaprovechó para la construcción de edificios más recientes.
El que fuera el más grande de los templos antiguos conocidos se encuentra situado a tan solo 500 metros de la Acrópolis (desde su ubicación se pueden hacer bonitas fotografías con la colina y el Partenón de fondo) y a otros 500 metros de la famosa y céntrica plaza Sintagma.
Vista desde la Acrópolis del Templo de Zeus (explanada verde con 15 columnas en pie).
Comenta. Sugiere. Aconseja.
¿Te ha gustado este artículo? ¿Quieres hacer alguna aportación?
Escribe y comparte tu opinión con la comunidad. Queremos saber qué piensas 😉