Mi padre siempre ha sido mi compañero de juegos. Recuerdo las intensas peleas en la cama los fines de semana, en las que muchas veces yo me erigía como ganadora, o cuando cogíamos la bici y nos íbamos cerca de casa a practicar en un circuito de obstáculos que él había creado a mi hermana y a mí, o cuando jugamos a los indios corriendo por los montes cuesta abajo, o cuando…
Mi padre, en realidad, desde que tengo uso de razón siempre ha sido mi compañero de juegos y también de vida. Y no imagino uno mejor que él.
Treinta años después de pintarnos las caras, ponernos plumas en la cabeza y bajar una cuesta trotando como si fuéramos caballos desbocados, quedamos por las tardes para tomar café, cocinar, hablar de Bolsa, pergeñar posibles negocios y, de vez en cuando, arreglar el mundo, nuestro mundo. Ese que siempre me ha animado a explorar.
Él siempre supo ver en mí mi lado más creativo y es por ello que, con pasión, quiso que estudiara Bellas Artes y, más tarde, viajara con mochila conociendo nuevos lugares y personas. Su apoyo incondicional fue mi mayor pilar durante mucho tiempo.
Que alguien crea en tí, más incluso de lo que lo haces tú mismo, y te lo demuestre a diario, es uno de los mejores regalos que te pueden hacer en vida.
Ese empeño por ser vital que me ha enseñado desde pequeña, nos ha llevado a ambos a vivir no pocas aventuras fuera de casa. En ocasiones en familia, otras por separado y unas pocas formando equipo viajero.
Aquí van algunas de las razones por las que viajar con tu padre puede ser uno de los mejores planes a no más tardar:
Ya tengas un padre viajero o sedentario, lo que es indudable es que los años de vida con los que cuenta, le han hecho experimentar más de lo que tú lo has podido hacer, por muy vividor que seas… y, amigo, la experiencia es un grado, aquí, en Nueva York o en la Conchinchina. Es por ello que cuando viajes a su lado, intenta aprender de su manera «experta» de observar el mundo. Camina a su mismo ritmo y pregúntale por sus sensaciones.
Es probable que para tí sea la primera vez que quieras hacer vuelo sin motor, dormir en una jaima árabe o hacer un crucero por el Volga. La parte positiva es que tu padre seguramente ya haya vivido todas esas peripecias y esté dispuesto a compartir contigo sus impresiones de la manera más sincera que pueda existir, dándote el mejor de los consejos que pudieras encontrar en Tripadvisor.
Sí, el tiempo corre y el mundo gira a una velocidad de vértigo hoy más que nunca. Es por ello que cuando estamos de vacaciones, seguimos con el mismo ritmo agotador y no nos bajamos del tren ni siquiera para hacer una parada de avituallamiento. Pero llegado el momento hay que saber decir «¡Basta!» y tomarse un respiro. Más aún si viajamos acompañados por personas que tal vez no tengan nuestra misma energía o tengan algún tipo de dolencia que les impida moverse a buen ritmo.
Durante un viaje con mi padre por España recuerdo cuando juntos subimos a una catedral situada en lo alto de un antiguo bastión. La cuesta era sumamente pronunciada y las molestias que sentía en una de sus rodillas le impedían bajar rápido y con naturalidad. La única manera en la que podía hacerlo sin dolor era despacio y de espaldas a la pendiente… así que me solidaricé con él y ambos bajamos un tramo no inferior a cien metros de esa forma tan poco ortodoxa, bajo la mirada curiosa de otros viajeros. Gracias a ello, conseguimos reducir las molestias de su rodilla al mínimo y engrosar la lista de anécdotas viajeras para el recuerdo.
Como ya te expliqué el año pasado en el artículo Tres razones por las que deberías viajar con tu madre, la rutina del día a día nos hace ver a las personas y conversar con ellas en circunstancias muy concretas. Independientemente de que veamos a nuestro padre de forma continuada o esporádica, nuestra manera de compartir el tiempo pasa a ser todo un ritual: en mi caso, con el tradicional café de por la tardes y en el de mi hermana, por ejemplo, cuando viene de visita y salimos a comer para celebrarlo.
Por eso te animo a que recuperes el tiempo perdido en su compañía. Para ello, piensa en una pequeña escapada de fin de semana o en un viaje que atraviese fronteras, y habla con tu padre para ver si quiere ser tu próximo compañero de aventuras. Aunque el tiempo a compartir es importante, céntrate en el hecho de vivir nuevas experiencias memorables con tu padre. Poneros los dos en situaciones insospechadas y observad cómo reaccionáis.
Recuerdo cuando mi padre vino a pasar unos días a Ibiza el verano pasado. El constante contacto con el mar, visitando calas, tomando cafés al borde de acantilados y viendo atardeceres en playas paradisíacas hizo que naciese en él un deseo hasta entonces inexistente: sacarse el título de patrón de barco.
Hoy en día ya lo tiene en su poder y está en busca y captura de un pequeño barquito con el que navegar por el Pantano de San Juan. Y todo fruto de una primera experiencia conjunta… sin duda, un éxito compartido 🙂
PD: Feliz día del padre a todos y enhorabuena a todos los hijos por lo afortunados que son.
PD2: ¿Tú también tienes un padre maravilloso? Dile que tu próximo viaje será con él a través de este artículo 😉
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.
Comenta. Sugiere. Aconseja.
¿Te ha gustado este artículo? ¿Quieres hacer alguna aportación?
Escribe y comparte tu opinión con la comunidad. Queremos saber qué piensas 😉