Píldoras viajeras para mentes viajeras: la vitalidad

¡Atención! Idea manida y repetida hasta la saciedad en este blog: «Cuando se camina por senderos ajenos a los conocidos, a los familiares… todo es nuevo, diferente, excitante.«.

Hace apenas dos días leí estas líneas escritas por mi amigo aventurero, Javier Montero: «Experimentar vivencias, mezclarme con la gente y, también, disfrutar muchísimo de viajar en motocicleta: libertad, aventura y algo de riesgo en este siglo XXI tan plano y predecible como el que nos ha tocado vivir a la mayoría de quienes leéis estas líneas.«

Su definición del siglo XXI me dejó pensativa. Tras varios minutos, un sentimiento de tristeza profunda me embargó.

Es cierto, no solo existe la «muerte cerebral», también existe la «muerte en vida», pero estamos tan acostumbrados a verla a nuestro alrededor que ni siquiera nos damos cuenta de ello o, lo que es peor, pensamos que es algo que nunca nos puede suceder a nosotros.

Ahora sí, vuelve a leer esta frase y continúa: «Cuando se camina por senderos ajenos a los conocidos, a los familiares… todo es nuevo, diferente, excitante«. El deseo de devorar todas las sensaciones que ellos producen, incluso antes de que tengan lugar, empieza a ser una constante, está latente. Como lo está una palpitación.

De manera paulatina, sin previo aviso, hacemos de la vitalidad nuestro mejor aliado. La actividad o energía para vivir o desarrollarse, se convierten en nuestro abanderado y en su nombre vivimos un nuevo amanecer, el día a día, esa «rutina» que rellena las horas del ya, de lo inmediato, de lo que sucede sin dilación…

Es entonces, cuando comienzas a hacer planes, ahora sí, para que el mañana, ese que apenas está por llegar en unas horas, esté a la altura de tu ahora. ¿La razón? has entrado en una dinámica excitante, de sorpresa y aprendizaje constante, y no quieres alejarte de ella, no quieres parar.

Has empezado a viajar…