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¿Alguna vez te has planteado conocer una ciudad jugando? Yo lo hice y te aseguro que es una experiencia única y muy divertida. Te dejo que mires…

Chiang Mai Express: Cómo conocer una ciudad de una manera diferente

Chiang Mai Express

Hace apenas una semana os presentaba a Flipi, mi compañero de viaje en esta aventura, con motivo de su reciente 24 cumpleaños. Pues bien, para celebrar tan señalada fecha quise hacer algo diferente, que fuera más original que comprarle un simple regalo por su aniversario. Pensando, pensando… se me ocurrió la idea de hacer Chiang Mai Express. Seguro que los aficionados a los viajes y a la televisión ya saben por dónde van los tiros.

Tres años atrás había visitado Chiang Mai, la ciudad tomada por templos y mercadillos a todas horas, situada al norte de Tailandia. Los viajeros suelen venir a ella para aprender el Tai Massage, ya que aquí se pueden encontrar las mejores escuelas; para entrar en contacto con la jungla y animales salvajes; o simplemente para desconectar del caos de Bangkok.

La idea de redescubrir (para mí) y descubrir (para Flipi) la urbe de una manera diferente, más divertida y, sin duda, especial me llevó a crear una especie de concurso con un total de cuatro pruebas a superar para poder conseguir el tan ansiado regalo final, que luego diré de qué se trataba.

A primera hora de la mañana, daba comienzo Chiang Mai Express entre gestos de confusión y sueño: ¿Qué estoy participando en Chiang Mai… qué? Unos vídeos que previamente había grabado presentaban el concurso y explicaban cada una de las pruebas con sus respectivos objetivos. De manera que a medida que Flipi fuera superando cada prueba, se le haría entrega de un paquetito con una parte del regalo que sólo podía ser completado si superaba todos y cada uno de los desafíos a los que se iba a tener que enfrentar en las próximas horas.

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Primera prueba: Orientación y kit de Chiang Mai Express

En cinco minutos logré que se desperezara, se vistiera y saliéramos de la habitación para que pudiera dar comienzo la primera de las cuatro pruebas y una de las más complicadas para él, dado su pésimo sentido de la orientación. El reto consistía en interpretar un papel con unas indicaciones geográficas que le llevarían hasta el sitio en el que se encontraba oculto el Kit de Chiang Mai Express, necesario para poder continuar con el resto del concurso.

Con alguna que otra ayudita, ya que teníamos el reloj en nuestra contra, finalmente consiguió encontrar la bolsa naranja y pudimos ir en la búsqueda de nuestro próximo destino con el que concluiría la primera de las pruebas…

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¿adivináis dónde era?

Efectivamente, a las 9 de la mañana teníamos cita con Pinapong, un monje budista del Templo de al lado a nuestro hostel que chapurreaba inglés. Durante unos 30 ó 40 minutos pudimos hacerle todas aquellas preguntas que desde hacía semanas nos rondaban la cabeza acerca del budismo, Buda, cómo es la vida de un monje o cuáles son las normas de conducta que tiene que respetar. Pinapong nos contó que se ordenó monje unos 6 años atrás, justo después de que falleciera su esposa. Lo cierto es que resulta revelador el poder intercambiar impresiones sobre un tema tan importante como lo es la religión en Tailandia. Definitivamente te ayuda a conocer más la cultura y la manera de pensar de un pueblo ligado íntimamente al budismo.

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Con la satisfacción de haber podido hablar con un monje (objetivo personal de Flipi) y con el ligero contratiempo de no haberlo vestido con la túnica tradicional de color azafrán que previamente había comprado el día anterior, ya que nuestro nuevo amigo no estaba por la labor de colaborar… continuamos con el concurso y esta vez era el turno de una de las pruebas que nunca pueden faltar en un show de este tipo.

 

Segunda prueba: Degustación gastronómica

Esa misma mañana había madrugado con la intención de, por un lado, comprarle alguna ofrenda al monje (para hablar con ellos es imprescindible llevarles comida, dinero o ambas) y, por otro, adquirir alguna de las delicatessen que este fantástico país posee para llevarse a la boca. Para ser honesta tengo que decir que la comida tailandesa, a mi parecer, es la mejor de todo el sudeste asiático, pero también es cierto que algunos platos tienen un aspecto que, definitivamente, no apetece ni siquiera probar.

Aunque mi idea inicial para la degustación era comprar todo tipo de insectos, en Chiang Mai no logré encontrar un puesto que los vendieran así que me tuve que «conformar» con este banquete:

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Sopa con huevos
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Gambas fritas con salsa de chili
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Sopa de tofu con algas
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Pescado frito con chili

…y prueba superada!!! Segundo paquetito al bolsillo!! Vamos a por la tercera que, sin duda, fue la más difícil.

 

Tercera prueba: Desafío contra el cronómetro

La prueba consistía en llegar hasta uno de los templos más míticos de toda Tailandia, el Doi Shutep, realizar allí un ritual de purificación muy famoso y justo después regresar a la ciudad. Hasta aquí todo bien, el problema viene cuando el desafío consiste precisamente en llegar hasta el templo situado a unos 16 km a las afueras de Chiang Mai y volver sin un solo bath en el bolsillo. Difícil ¿verdad?, ¿Qué creéis que pasó?

Para poder llevar a cabo la prueba en tan sólo tres horas, dentro del Kit de Chiang Mai Express había un pergamino con un texto escrito en tailandés en el cual se explicaba lo siguiente: «Hola, mi nombre es Felipe, vengo de España y hoy es mi cumpleaños. Estoy participando en un concurso llamado Chiang Mai Express. Me puedes ayudar, ¿por favor?»

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Flipi con el pergamino que explicaba que estaba participando en Chiang Mai Express

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A riesgo de parecer pesada tengo que repetir una vez más que es digna de elogiar la buena fe de algunas personas en este y en el resto de países de Asia. Tras preguntar a unos y otros conductores desde la ventanilla del copiloto si nos podían llevar al templo, los esfuerzos realizados bajo un calor abrasador comenzaron a dar los primeros frutos. Treinta minutos después, Flipi ya había conseguido los primeros 50 bath y una hora más tarde nos subíamos en un tuktuk que nos llevaría hasta el mismo templo, previo pago de este buen chico. ¿No es alucinante?

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Cuando llegamos al templo lo primero que hicimos fue dirigir nuestros pasos hacia la enorme escalinata que hay justo delante de la puerta de acceso al recinto religioso. Ese día el Doi Shutep lucía esplendoroso, mucho más de lo que me había enseñado tres años atrás. Un intenso cielo azul era el acompañante de baile perfecto a los destellos que proyectaba la arquitectura construida en oro, que lograba cegarnos por completo.

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Momento en el cual se hace entrega de una pulsera de hilo por el monje que había realizado el ritual instantes antes.

Llegados este punto tengo que decir que fui benévola. El calor y el hambre comenzaban a hacer estragos y es por ello que decidimos utilizar para volver a Chiang Mai los baths que había conseguido Flipi para subir hasta el templo e ir directos a comer algo a algún sitio dentro del cual pudiéramos resguardarnos del intenso calor. Con la tripa llena y con ganas de una buena siesta llegó el turno de la cuarta y última prueba. La guinda perfecta al pastel.

 

Cuarta prueba: Álbum fotográfico para el recuerdo

Después del esfuerzo que suponía que habría hecho para conseguir la tercera prueba opté por una última más graciosa, desenfadada y muuuy fácil. El objetivo de la misma era simple: dentro del Kit de Chiang Mai Express había una bandera con el escudo del budismo en la cual se podía leer tanto en inglés como en tailandés: ¡Feliz Cumpleaños Flipi!

Para conseguir el último paquetito del concurso y con él ganar el regalo final tenía que pasearse por toda la ciudad de Chiang Mai bandera en mano y hacerse una foto con las siguientes personas o elementos: un conductor de tuktuk, dos guiris de cualquier parte del mundo, un niño tailandés, una fotografía del rey, una estatua de buda, los dueños de un puesto de comida callejero, una farmacia, un Seven Eleven, un cajero del ATM y un Mc Donalds. ¿Conseguiría superar la prueba?

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CONCLUSIÓN: Día divertido en el que poner a prueba tu sentido del ridículo y capacidad de persuasión, al tiempo que te relaciones con gente local y conoces lugares nuevos. Creo que haremos más ediciones de *Nombre del destino* Express… ¡Seguiremos informando!

PD: Si quieres saber cuál fue el regalo de Flipi, échale un vistazo a la primera foto de este post.


Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.

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3 Responses
    1. Ana!!! No dice siempre que quiere participar en Survivor… pues le puse a prueba y la verdad es que lo pasó con nota!!! Fue superdivertido y creo que disfrutó mucho, que al fin y al cabo es de lo que se trataba. Un besitoooo desde Laos por envío preferente 😉

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