Para soñar no hace falta estar dormido, de hecho, es mucho más excitante hacerlo mientras estamos despiertos. Pero hay que tener cuidado con lo que se sueña ya que a veces los sueños se hacen realidad. Eso mismo debieron de pensar los cientos, miles de viajeros que antes que nosotros se echaron la mochila al hombro para salir a recorrer el mundo con un objetivo claro en mente: realizar un gran viaje.
En realidad todos los viajes, incluso las escapadas de fin de semana, pueden hacernos vivir momentos irrepetibles, pero a los viajes a los que me refiero en el post de hoy son aquellos que te obligan a sufrir una metamorfosis. El primer cambio, que es fundamental, consiste en dejar de ser turistas para convertirnos en viajeros por un tiempo indefinido.
Viajes que se alejan de los abarrotados circuitos turísticos, viajes de aventura, en los que la historia está viva y en los que los contrastes culturales se convierten en una simple anécdota ante la diversidad de los paisajes y escenarios que se contemplan a lo largo del camino. El deseo por «descubrir» tierras inéditas al menos para nuestros ojos, de convertirnos en verdaderos exploradores del mundo y dejar a un lado los «Packs de todo incluido» para encontrar satisfacción en cada paso que damos por el árido camino.
¿Todavía no sabéis a qué tipo de viajes me refiero? Me refiero a la hazaña de Amelia Earhart, quien dio la vuelta al mundo en avión, o al noruego Roald Amundsen, el primero en pisar el Polo Sur, o la travesía de Robert Louis Stevenson, el cual cruzó en burra la región francesa de Cévennes. Hoy por hoy es difícil o imposible emular estas aventuras pero, sin embargo, podemos tener un punto de conexión con estos nombres legendarios: la pasión por viajar.
Entre todas las rutas míticas viajeras que hay, que no son pocas, os voy a hablar de cuatro de ellas que en algún momento de mi vida quiero llevar a cabo:
Recorrer con melancolía las mismas carreteras por las que siglos antes transitaron caravanas cargadas de seda que trasportaban este material desde Oriente a Occidente. La ruta, que tiene una longitud aproximada de 8.000 km, atraviesa algunos países de Asia (Central) entre los que se encuentran: China, Kirguistán, Uzbekistán, Turkmenistán, Irán y Turquía.
Marco Polo es el viajero más famoso de la Ruta de la Seda, una ruta que trascendió al mero intercambio comercial entre continentes ya que propició igualmente el intercambio de ideas, creencias religiosas y avances tecnológicos.
Esta travesía atraviesa territorios que vieron crecer a nuestra civilización. Visitar los Guerreros de Xi’an en China, caminar por las calles de Samarcanda y Bujará en Uzbekistán, o dejarse llevar por el ambiente de ciudades como Damasco, Bagdad o El Cairo.
Que levante la mano aquél al que no le gustaría recorrer parte de EEUU a lomos de una Harley Davidson. ¿Nadie verdad? Sus 3.862 km son un pedacito de la historia de este país, el cual se puede conocer en profundidad mientras nos da el viento en la cara ya que la ruta 66 cruza buena parta de los estados situados al suroeste de EEUU (sin contar los desvíos), empezando en la playa de Venice Beach y terminando en la gran ciudad de Chicago.
El origen de esta ruta está fechado en el año 1926, momento en el cual mostraba su cara más auténtica y original. Poco a poco, y con el paso de las décadas, la propia carretera y los pueblos, bares y restaurantes que se agolpaban a su paso fueron desapareciendo en favor de una ambiciosa red interestatal. Sin embargo, el encanto de la ruta 66 no ha desaparecido y todavía pueden encontrarse lugares que nos teletrasportan a la década de los 50. Es por ello que a día de hoy sigue siendo uno de los viajes preferidos por EEUU, sobre todo entre los aficionados a las motos.
Esta ruta de 12.000 km propone recorrer el continente africano de norte a sur, atravesando Egipto, Sudán del Norte y del Sur, Etiopía, Kenia, Tanzania, Malaui, Zambia, Zimbaue y, finalmente, Sudáfrica. Este mismo recorrido lo quisieron llevar a cabo en 1913 el capitán Kelsey y su equipo, pero durante el trayecto Kelsey murió por las heridas que le causó un leopardo.
Hoy por hoy se puede viajar de manera diferente y utilizando otros medios de transporte que antes no existían, pero sigue siendo África… lo cual implica poder disfrutar de la panorámica de las pirámides de Giza, ascender al monte Kilimanjaro, visitar las cataratas Victoria y hacer uno o varios safaris fotográficos.
Quizá la ruta más ambiciosa de todas ya que atraviesa todo el continente americano, de norte a sur o a la inversa, a lo largo de la friolera de 47.958 km de recorrido. La idea original planteaba la ruta en ferrocarril pero poco a poco se fue modificando para adquirir su forma final: una carretera incompleta, con multitud de variantes y alternativas, que comienza en Tierra del Fuego (Argentina) y termina en Prudhoe Bay (Canadá).
La Panamericana fluye de manera intermitente y no sin pocos peligros (en algunos tramos) por los siguientes países: Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, El Salvador, Guatemala, Méjico, EEUU y Canadá.
Lo cierto es que no ha sido nada fácil elegir cuatro rutas míticas viajeras entre todas las que existen y seguramente con el paso del tiempo mis preferencias cambien, pero si lo que no cambia es la pasión por viajar es muy probable que antes o después nos encontremos en el alguna parte de este bello planeta ¿Vosotros haríais alguna de estas cuatro rutas míticas viajeras?
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.
¡Hola Patri!
Deben ser fascinantes y ¿por qué no hacerlas todas?
La Ruta de la Seda tiene su magia por lo que significa, desconozco si será la ruta más antigua y más larga por tierra empleada por el hombre en sus viajes. La Ruta 66 es una ruta mítica en Estados Unidos que seguramente te haga conocer a fondo este país tan singular y la Panamericana como bien dices es una ruta ambiciosa pero sin duda también muy especial por la cantidad de lugares que te permite conocer. Desconozco si de El Cairo a Ciudad del Cabo es una ruta famosa, nunca había oído hablar de ella pero igualmente debe ser apasionante aventurarse en un continente tan desconocido…
Por cierto, ¿no conoces ninguna ruta mítica en Australia? así completarías los 5 continentes…
¡Un abrazo!
Hola Pablo!
Por supuesto que quiero hacerlas todas y, salvo sorpresa, las haré…
En Oceanía hay varias pero sin duda me quedaría con el Outback australiano. Atravesar este inmenso país por el interior y explorar sus paisajes inhóspitos tiene que ser una experiencia única e irrepetible!!!
Todo llega!!
Besos viajeros