Casi siempre nos dejamos arrastrar por la rutina diaria: madrugar, tomar un café rápido e ir al trabajo, atasco, trabajar, comer, volver al trabajo, salir de trabajar, de nuevo atasco, llegar a casa, ¿ir al gym? pero si no puedo ni con mi alma!!, hacer la cena, cenar, ver algo en la tele, quedarse dormido al minuto tres de que haya empezado la película y despertarse una hora después para quitar la tele e irse a la cama, que al día siguiente nos espera más de lo mismo.
Tan sólo con escribir estas líneas me falta el oxígeno, me cuesta respirar.
Nuestro día a día, nuestro entorno, el vecino del quinto, nuestra amiga de toda la vida, el chico que vende la lotería en el estanco… todos ellos, sin decirlo, a través de sus actos, su manera de vivir, nos dan a entender que no existe otra manera de plantearse nuestra rutina diaria. Aparentemente la única opción para llevar una vida ordenada, segura y con garantías económicas de cara al futuro es trabajando de 9 a 6, desempeñando una tarea probablemente monótona, poco creativa y con pocas oportunidades de desarrollo.
Afortunadamente no en todos los casos sucede lo mismo, pero sí en una gran mayoría. Llegados este punto me pregunto… ¿y si hubiera otra manera de vivir este momento?, ¿Qué sucede si decidimos salirnos del sistema establecido?, ¿si preferimos ser emprendedores y desarrollar nuestras propias ideas, con nuestros propios objetivos y horarios laborales?
Si preguntas a tu alrededor, por cada persona que te anima a apostar por tí y tu deseo de emprender, encontrarás otras diez que te empujen a lo contrario. La vida que supuestamente te colma de tranquilidad es la mejor opción para… estar más tranquilo!! pero, ¿qué pasa con la felicidad?
Hacer examen de conciencia es importante, ahora y siempre. Nos ayuda a ser mejores. Más pacientes con nosotros mismo y, lo que es más importante, con los que nos rodean. Es por ello que si sabemos lo que queremos y cómo conseguirlo, no debemos dejarnos influir por los demás, incluso cuando sus consejos son de corazón. En mi caso, constantemente me redirijo hacia el estilo de vida que quiero para mí. El que me hace feliz y me aporta la estabilidad que todos necesitamos, aunque mi idea de «estabilidad» no coincida con la de la mayoría.
Algunas de las claves que forman parte del proceso para alcanzar ese estado son muy simples y lógicas. Veamos:
Alimentarse correctamente, hacer algo de deporte a diario y respetar las horas de sueño.
Dar un paseo por el campo, quedar con los amigos o hacer actividades en familia.
Ver un atardecer, comer una palmera de chocolate gigante, escuchar música, bailar, planificar un viaje…
– A rellenar por cada uno dependiendo de sus gusto y aficiones personales 😉 –
Pero tienen que ser objetivos reales, que pueden ir desde informarnos sobre cómo mejorar nuestros hábitos alimenticios para encontrarnos bien físicamente en un corto período de tiempo, hasta un ambicioso proyecto profesional a llevar a cabo a medio/largo plazo.
Esta quizá sea la pieza fundamental que completa el puzzle y sin la que es imposible encontrar ese punto de estabilidad necesario para tener éxito en el resto. Nadie mejor que tú conoce tus puntos fuertes, así que poténcialos y terminarán brillando con luz propia.
PD: La semana pasada nació Sofía, mi primera y única sobrina 🙂 Para mi familia es una GRAN noticia que hemos recibido con muchísima alegría. No sé si os ha ocurrido también a vosotros, pero en mi caso, la llegada de un nuevo miembro de la familia me ha hecho reflexionar sobre qué cosas puedo enseñarle y me he dado cuenta que a la tía aún le quedan muchas asignaturas pendientes que aprobar. En proceso de mejora constante… 🙂
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.