Hace una semana estábamos tomando una «Quattro Formaggio» bajo un toldo que nos resguardaba del sofocante sol italiano y hoy, de nuevo, me encuentro delante del teclado de mi ordenador para contaros mis últimas noticias y es que… ya hemos vuelto del viaje por la región italiana del Véneto y Eslovenia.

Atrás hemos dejado los helados de nutella, los canales venecianos, la Villa Rotonda, la amabilidad eslovena, sus impresionantes paisajes alpinos y sus carreteras de curvas pronunciadas de gravilla que tantos quebraderos de cabeza nos han dado. Sin embargo, y a pesar de los contratiempos que se han ido produciendo a lo largo de estos seis días, las sensaciones que nos quedan son muy positivas.

Al fin he podido descubrir por mí misma los encantos de la maravillosa Venecia y he comprobado que, efectivamente, es un lugar como pocos en el mundo. Como ya dije en el artículo introductorio, esta visita de un día no era más que una primera toma de contacto y así ha sido.

Aún nos quedan muchos rincones, museos y gelaterias por recorrer y por ello no creo que tardemos demasiado en volver. Lo que sí intentaré es hacerlo en otra estación que no sea verano. El sofocante calor y la alta humedad, unido a una marea de personas como pocas veces he visto, ha hecho que no pudiéramos disfrutar de la ciudad de los canales a nuestras anchas.

Respecto a la joya balcánica, tengo que confesar que mis expectativas eran muy altas y se han visto colmadas por completo. Eslovenia es un pulmón verde como pocos. No en vano, el 60% de su territorio es de bosque y eso se nota es sus paisajes, a cual más impresionante, y en el tipo de turismo que recibe, casi todo enfocado a realizar actividades de aventura en la montaña (piragüismo, senderismo, rafting, etc).

Ya estoy preparando la Guía de Viaje de esta última aventura y sus relatos correspondientes que, seguro, os van a traer muy buenos recuerdos a todos aquellos que ya conozcan alguno de los destinos protagonistas. Para los que no, tal vez os despierte el interés por conocer nuevos rincones de encanto indiscutible que, seguro, no os defraudarán.