Viajar puede resultar agotador y no necesariamente porque tengamos que cargar con maletas pesadas o aguantar horas y horas de retrasos en los transportes. Uno de los factores que hace que solo apetezca estar pegado a una estufa o a un aparato de aire acondicionado, eliminando la energía como por arte de magia, es el que tiene que ver con las condiciones climatológicas.
En mi último viaje de larga duración llegué a estar a -40º C y a +40º C en apenas 30 días. No es fácil soportar temperaturas extremas, mucho menos cuando tienes que cargar con una mochila llena de ropa térmica y te dispones a ponerte el bañador para tomar el sol en la playa. Sin embargo, para las personas que viajan por largas temporadas se ha convertido en algo habitual.
Si digo que en Rusia hace frío en invierno seguramente a nadie le sorprenda. Lo que tal vez sí generase un debate interesante es si afirmase que el mejor momento para visitar el país es precisamente entonces, durante el período invernal. Como sucede siempre, habrá detractores y partidarios, pero lo que es innegable es que Rusia luce de una manera genuina y exuberante cuando está cubierta por un inmaculado manto blanco, lo cual suele suceder durante más de la mitad del año.
Sin embargo, y a pesar de la belleza del paisaje, soportar temperaturas tan bajas no es tarea fácil, más aún si se procede de un país cálido. Ver cómo el termómetro desciende paulatinamente de los 0º C a los -40º C es alarmante. Hay que estar preparado mentalmente y llevar ropa térmica adecuada, de lo contrario es posible que te conviertas en uno de los muchos muñecos de nieve que adornan las calles.
Es cierto que con relativa frecuencia he sentido ese sentimiento de abatimiento, sopor, amodorramiento a causa de las altas temperaturas… nací en Madrid y como ya sabrás si has estado en este maravilloso pedacito de tierra durante los meses de verano, el calor es insoportable. Por tanto, aguanto las altas temperaturas mejor que las bajas, lo cual no quiere decir que cuando me encuentro en un país con 40º C en positivo tenga ganas de comerme el mundo. Más bien sucede todo lo contrario…
Cualquier sombra, piscina, playa, fuente o aparato de aire acondicionado parece como un oasis en mitad del desierto. Laos es un país maravilloso, con múltiples atractivos tanto naturales como culturales pero tiene un gran problema a mi parecer: las altas temperaturas.
El mejor remedio para combatirlas es madrugar y aprovechar las primera horas de luz, cuando el termómetro nos concede una tregua.
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Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.