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Los animales ocupan un lugar especial en mi corazón. Capaces de dar amor y compañía sin esperar nada a cambio. Te cuento cual es su situación en Asia

El gato de Prachuap. Mi homenaje al mundo animal

El gato de Prachuap

Todo aquel que me conozca mínimamente sabrá que amo a los animales. Los quiero porque salvo perversas excepciones siempre logran sacar lo mejor del ser humano. Ofrecen un amor puro y desinteresado, a pesar de que su propia supervivencia dependa del capricho humano (en el caso de los animales domésticos).

Sin miedo a equivocarme diría que la «humanidad», esa que debería venir de serie en cada uno de nosotros, ya que el término alude directamente a nuestra propia naturaleza y condición como seres que habitamos en este planeta, es una cualidad mucho más corriente y abundante entre todos aquellos seres vivos, que sin tener nuestra capacidad de raciocinio, consiguen nuestro reconocimiento y admiración diarios por la sinceridad de sus acciones.

En el Sudeste Asiático sentir tanto apego por los animales se puede convertir en un problema. Perros y gatos con sarna, con heridas abiertas e infectadas, sedientos y desnutridos… son solo algunas de las innumerables situaciones que contemplo a diario mientras camino por la calle. Pero a pesar de todo, de que tengan hambre, sed o sientan un dolor profundo que puede que termine con sus frágiles vidas, siempre me obsequian con una mirada sincera y reconfortante que, sin duda, hace que me sienta un poquito más humana. Uno de los mejores regalos que hoy en día se pueden hacer.


Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.

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