Si pensabais que con el primer post acerca de 10 cosas que me molestan cuando viajo ya había terminado de enumerarlas todas, estáis muy equivocados. No es que cuando estoy en mi casa todo lo vea de color de rosa y al cruzar el umbral de la puerta solo vea problemas, ni mucho menos… pero sí que es cierto que es más fácil que el número de posibles incidentes se sucedan. Sin embargo, y aunque parezca paradógico, ahí es donde reside la magia de la vida, ¿no estáis de acuerdo?
A continuación os hablo sobre 10 nuevos «problemas» de los que es difícil librarse al viajar:
Me encantaría poder decir con absoluta convicción que soy ciudadana del mundo pero en el fondo sé que no es así. ¿Por qué lo pienso? debido a que es prácticamente imposible atravesar la frontera que separa cualquier país del mundo de su vecino sin antes tener que «pasar por caja» y pagar por obtener el visado correspondiente, que nos de derecho de estancia y permanencia durante un período determinado. Una pérdida de tiempo y dinero para el viajero, y un método de recaudación extra de los países.
Cuando salimos a conocer mundo generalmente queremos ver paisajes, conocer a gente local, disfrutar de la gastronomía del lugar e involucrarnos en sus costumbres. Los touroperadores, a sabiendas de cuáles son los deseos del viajero, han convertido o están en proceso de convertir numerosas tradiciones centenarias en auténticos circos, cuyo único fin es crear una especie de paripé o parafernalia por la que el turista paga cantidades ingentes de dinero.
Desde fuera quizá sea demasiado gratuito hacer un juicio de valor sobre la situación y muy complicado delimitar la fina línea que existe entre la noble intención de preservar una tradición y la de querer explotarla desde el punto de vista turístico. Lo ideal sería alcanzar un equilibrio entre ambos aspectos pero no creo que siempre suceda. Ojalá me equivoque.
Si eres orgulloso y piensas que es imposible que te tomen el pelo porque te las sabes todas, entonces mejor no viajes. Hasta el más documentado, espabilado y experimentado de los viajeros suele ser objeto de timo. En Asia es muy común y prácticamente inevitable no serlo. Nunca olvidaré uno de los más sonados de los que he sido víctima. Fue durante mi primer viaje a Bangkok. Un conductor de tuk tuk se ofreció a acompañarnos toda la tarde y llevarnos a varios sitios por un precio absolutamente ridículo. Evidentemente, se trataba de un timo. En lugar de hacer la ruta turística estipulada por nosotras nos llevó a un templo en el que cobraba comisión y a una agencia turística para que contratáramos excursiones por el país. Conclusión: la experiencia es un grado pero no siempre infalible.
Esta claro que aunque estemos embelesados viendo la Capilla Sixtina, las necesidades biológicas son las que son y las ganas de ir al servicio pueden aparecer en cualquier momento. A sabiendas de este hecho tan obvio, todo hijo de vecino se apunta a hacer negocio de ello y hay veces que el pobre viajero se ve obligado a pagar por hacer sus necesidades en lugares donde no entraría ni con los ojos cerrados. Me temo que pocas alternativas podemos buscar a un problema de esta naturaleza.
Los tiempos de espera perdidos en colas interminables que dan varias vueltas a la manzana es algo más habitual de lo que cabría desear. Muchas veces uno puede sopesar si perder el tiempo esperando pacientemente, pero en otras no. Este es el caso de la fotografía de abajo, en el que era imposible saltársela ya que era la cola que había que hacer para conseguir el visado de entrada a Tailandia desde Camboya (volvemos al primer punto).
Somos turistas y en lugar de tener ojos, nariz y boca, tenemos dibujado el signo del dólar, euro o lo que ustedes prefieran. Da lo mismo que subir y bajar a la Torre de Pisa cueste la friolera de 18 euros por persona, o que la entrada al Museo del Prado la hayan subido a 14 euros mientras que entrar en la National Gallery es gratis, o que para acceder a Sigirilla haya que pagar 30 dólares. Son los denominados robos a mano armada que uno no puede denunciar. Si queremos tener ciudadanos formados y cultos ¿no será mejor facilitarles el acceso a la cultura (también en el aspecto económico)?
Este puede ser un mal catastrófico (tienes que publicar urgentemente y no encuentras wifi por ningún lado) o una absoluta bendición (terapia de autoconocimiento). En la sociedad que vivimos parece imposible desengancharse un minuto del móvil, tablet u ordenador. Somos adictos a las tecnologías y a todos los servicios que nos ofrecen, fantásticos, por supuesto, pero todo tiene un límite. Nunca olvidaré la frase de un viajero que conocí durante los días que pasé en una zona selvática de Malasia haciendo referencia a la precaria wifi que habia en nuestro alojamiento: » No wifi, no life».
Una indigestión, una reacción alérgica o incluso una apendicitis pueden ser tres posibles razones por las que vernos obligados a pasar el día tirados en la cama de un hotel o incluso del hospital más cercano, de ahí que sea IMPRESCINDIBLE contratar un seguro de viaje antes de iniciar nuestra aventura por otros continentes.
Acabas de regresar a la habitación del hotel en el que te encuentras alojado tras un intenso día de trekking por la selva. Decides darte una agradable y reparadora ducha hasta el preciso momento en el que ves algo que se mueve por la pared sin tu consentimiento, y no es tu compañero de habitación. El nuevo «amigo» puede ser una araña, un ciempiés, una lagartija, etc. Algunos son invitados a irse y lo hacen sin rechistar mientras que otros se empeñan en permanecer (detrás del aparato del aire acondicionado, por ejemplo). A veces no queda más remedio que aplicar la máxima: «compartir (espacio) es vivir».
Al igual que no todas las películas tienen un final feliz, no en todos los días de nuestro esperado viaje luce un sol espectacular. De hecho, en según qué países y estaciones del año, el tener que hacer turismo con el paraguas a cuestas es más habitual que hacerlo con las gafas de sol puestas. Para esos momentos en los que el gris del cielo no nos permite hacer turismo en todo su esplendor, siempre nos quedará el consuelo de poder bailar bajo la lluvia, uno de los pocos placeres mundanos que no disminuye el saldo de nuestra cuenta corriente y crea instantes para el recuerdo.
Hola! Soy Patricia, fácilmente me podrás encontrar de ruta por Noruega, haciendo fotos en Seúl o comiendo paella en Ibiza. He viajado a casi 50 países y tachado de la lista algunas aventuras épicas que siempre quise vivir.
La peor de todas, sin dudas, es la falta de sol! Cómo odio cuando pasa esooooo!
Martín… en mi caso no sé si es la que peor llevo pero también me fastidia mucho, sobre todo si llueve y quiero caminar!
Por suerte, tenemos al Sudeste Asiático, el rinconcito soleado del planeta 😉
Hola Patricia.
Hace muy poquito tiempo que te leo embelesada por esa manera que tienes de transmitir la pasión y realidad de tus emocionantes viajes.Últimamente estoy imbuida en uno de mis deseos ocultos deade hace muuuchos años y que por los reveses que da la vida ahora contemplo como algo que es posible! Ruta por Asia medio año sabático y cómo no; empezando por la mítica ruta del transiberiano;-)
No son pocas las referencias literarias que hablan de esta ruta pero a decir verdad al que no le falta una pera le falta una manzana. Quizás simplemente no me identifico con el perfil del la escritor a. Unos relatan su cómodo viaje en primera clase, otros rezuman más nostalgia y pesimismo que otra cosa y otros simplemente son sosos y muy anodinos.
Bravo!!!!!!
Por favor no dejes de hacernos viajar! Y espero poder consultarte mis dudas.
Muchas gracias patricia;-)
Hola Ana,
Qué alegría saludarte por primera vez y leer comentarios como el tuyo. Me alegro mucho que, al menos en tu caso, los textos de mis viajes transmitan la pasión con la que los vivo. Para mí es todo un desafío 🙂
Sin duda, te animo a que continúes adelante con esa aventura asiática que tienes entre manos. Más allá de los países, personas, paisajes o culturas que conocerás, la experiencia global que te llevarás hará que haya merecido la pena cada uno de los momentos vividos (los buenos y los no tan buenos, porque habrá de todo ;)).
Si tienes alguna duda, intentaré ayudarte en todo lo que pueda, por supuesto! 🙂
Un fuerte abrazo y a disfrutar del camino!
Patricia