Una costumbre muy arraigada en casi todo el sudeste asiático es la de consumir betel. Se trata de un compuesto con propiedades narcóticas y estimulantes, que si se ingiere en exceso, pudre la raíz de los dientes y deja estampas tan peculiares como la de la foto.

Para elaborar el betel se utiliza la nuez de areca, que es la semilla de la palmera del betel, y un sin fin de ingredientes más como, por ejemplo: cal muerta (Hidróxido de calcio), tabaco, cinamomo, cardamomo, regaliz, papaya, semillas de comino, alcanfor, anacardos, clavos, anís, coco seco, etc.

Tres de estos ingredientes poseen un significado simbólico: los tallos o sirih representan al órgano masculino; la nuez o pinang a los ovarios femeninos, y la cal muerta o kapar simula el esperma. Ésta última, es la que produce la salivación roja que no es recomendable tragar. De ahí que sea habitual encontrarse escupitajos rojizos que decoran gran parte de los suelos asiáticos.